25 noviembre, 2008

"Testo yonqui"

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Es un ensayo de la filósofa lesbiana y discípula de Derrida, Beatriz Preciado, que no dejará indiferente a nadie. Uno de esos libros que pegan un golpe a la puerta del cerebro para despertarlo.

Ella es profesora de Teoría del Género en la Universidad de París VIII y su libro ha sido aclamado por la crítica gala como una de las propuestas más influyentes de estos tiempos.

Llama patriarcas de la heterofilosofía a Nietzsche y Weiminger y proclama que la heterosexualidad es un régimen político que como práctica sexual utiliza el cuerpo reproductor (el femenino) que ha pertenecido tradicionalmente al pater familias, al estado y a Dios.

Presagia la desaparición de la heterosexualidad que entiende como un concepto económico dentro de las relaciones de producción y de intercambio basadas en el trabajo sexual, el trabajo de gestación y el trabajo de crianza y cuidado de los hijos y no remunerado por el estado a las mujeres.

Presagia, igualmente, una revolución pansexual y la disolución de la identidad sexual, desaparición que ya refirió Judith Butler en “Deshacer el género”.

Señala como códigos semiótico-técnicos de la feminidad actual:

“Mujercitas”, el coraje de las madres, la píldora, cóctel hipercargado de estrógenos y progesterona, el honor de las vírgenes; “La Bella durmiente”, la bulimia, el deseo de un hijo, la vergüenza de la desfloración; “La sirenita”, el silencio frente a la violación; “Cenicienta”, la inmoralidad última del aborto, los pastelitos, saber hacer una buena mamada, el Lexomil, la vergüenza de no haberlo hecho todavía; “Lo que el viento se llevó”, decir no cuando quieres decir sí, quedarse en casa, tener las manos pequeñas, los zapatitos de Audrey Hepburn, la codeína, el cuidado del cabello, la moda, decir sí cuando quieres decir no, la anorexia, el secreto de saber que quien te gusta realmente es tu amiga, el miedo a envejecer, la necesidad constante de estar a dieta, el imperativo de la belleza, la cleptomanía, la compasión, la cocina, la sensualidad desesperada de Marilyn Monroe, la manicura, no hacer ruido al pasar, no hacer ruido al comer, no hacer ruido; el algodón inmaculado y cancerígeno del Tampax, la certitud de la maternidad como lazo natural, no saber gritar, no saber pegar, no saber matar, no saber mucho de casi nada o saber mucho de todo pero poder afirmarlo, saber esperar, la elegancia discreta de lady Di, el Prozac, el miedo de ser una perra calentona, el Valium, la necesidad del string, saber contenerse, dejarse dar por el culo cuando hace falta, resignarse, la depilación justa del pubis, la depresión, la seda, las bolsitas de lavanda que huelen bien, la sonrisa, la modificación en vida del rostro liso de la juventud, el amor antes que el sexo, el cáncer de mama, ser una mantenida, que tu marido te deje por otra más joven...

Y como códigos semiótico-técnicos de la masculinidad:

Río Grande, el fútbol, Rocky, llevar los pantalones, saber dar una hostia cuando es necesario; Scarface, saber levantar la voz; Platoon, saber matar, los medios de comunicación, la úlcera de estómago, la precariedad de la paternidad como lazo natural, el buzo, el sudor, la guerra (aunque sea en versión televisiva); Bruce Willis, la Intifada, la velocidad, el terrorismo, el sexo por el sexo, que se le levante como a Rocco Siffredi, saber beber, ganar dinero, Omeoprazol, la ciudad, el bar, las putas, el boxeo, el garaje, la vergüenza de que no se te levante como a Rocco Siffredi, el Viagra, el cáncer de próstata, la nariz rota, la filosofía, la gastronomía, tener las manos sucias, Bruce Lee, pagar una pensión a tu ex mujer, la violencia doméstica, las películas de horror, el porno, el juego, las apuestas, los ministerios, el Gobierno, el Estado, la dirección de empresa, la charcutería, la pesca y la caza, las botas, la corbata, la barba de dos días, el alcohol, el infarto, la calvicie, la fórmula 1, el viaje a la Luna, la borrachera, colgarse, los relojes grandes, los callos en las manos, cerrar el ano, la camaradería, las carcajadas, la inteligencia, el saber enciclopédico, la obsesión sexual, el donjuanismo, la misoginia, ser un skin, los serial-killers, el heavy-metal, dejar a tu mujer por otra más joven, el miedo a que te den por el culo, no ver a tus hijos después del divorcio, las ganas que te den por el culo...

“Testo yonqui” – Beatriz Preciado, pág. 91 y 92


Espero que la joven filósofa, en la treintena, nos regale muchos ensayos. Disfruto con su forma de estar y ver el mundo.

Aquí un vídeo sobre su visión de la biopolítica y el biopoder.




24 noviembre, 2008

Orlando furioso

He descubierto recientemente una ópera de Antonio Vivaldi: “Orlando furioso”, digna para todos los que quieran estar un rato en trance, sobre todo con la voz de Jaroussky en el aria “Mio dolce amore” y disfrutar de la mezzo Marie-Nicole Lemieux que hace de Orlando.

Una opera barroca representada en 1727, con la que Vivaldi buscó el triunfo en su Venecia natal como compositor de ópera, y no lo consiguió. La primera grabación es relativamente reciente de 1977 y son 3 cd’s con tres horas y media del poema épico que escribiera Ariosto a principios del XVI.

Indagando por You Tube, me encuentro que está precisamente la pieza que les citaba:


23 noviembre, 2008

Grey Gardens: la elegancia de la miseria

Dos mujeres excéntricas llamadas Edith Bouvier y Edie, madre e hija, eran tía y prima de Jackie Kennedy, la que fuera primera dama de los EEUU.

Ellas dos se hicieron conocidas por un documental que se estrenó en 1975, por un musical que se ha estrenado en Broadway y porque ahora la HBO está rodando una película sobre estas dos mujeres cuyas protagonistas serán Jessica Lange y Drew Barrymore.

La historia comienza porque ellas vivían en una mansión llamada “Grey Gardens” situada en Long Island... allí entre montañas de basura, mapaches y casi 100 gatos vivían ellas con su aspecto propio de un personaje de Tennessee Willams.

Les dejo una pieza del documental de Albert y David Maysles, donde aparece la hija que aún vistiéndose con cualquier cosa conservaba la elegancia y un particular sentido del buen gusto que la ponía a salvo del ridículo. La vemos con un jersey a modo de turbante, un chaquetón reciclado en falda, una abrigo ajado. Ella, ante su indescriptible vestimenta, diría: “Mis ropas son una protesta contra el sistema que conocí cuando trabajaba como modelo”


12 noviembre, 2008

Rutka, la nueva Anne Frank

El cuaderno de Rutka” de la niña polaca Rutka Laskier

La comparan con Anne Frank porque sus vivencias las contó en unas páginas y porque al igual que Frank era una niña judía de 14 años que escribió en un diario los días que pasaron, su familia y ella, en el gueto polaco de la ciudad de Bedzin, antes de ser deportadas a Auschwitz donde murió gaseada junto con su madre y su hermano pequeño.

Es un breve libro que ha estado escondido más de 60 años y que ha salido a la luz por su amiga de entonces, Stanislawa Sapinska, quien entregó el manuscrito al centro para la memoria Yad Vashem de Jerusalén. El cuaderno se hizo público en el 2005 y su primera publicación es del año pasado.

Entre sus páginas se lee:

“...y entonces comenzó la selección: “1” significaba regresar a casa; “1-A”, ir a trabajos forzados, lo cual era mil veces peor que la deportación; “2”, significaba “revisión posterior”; y “3”, la deportación, o, dicho en otras palabras, la muerte. Nos presentamos para la selección a las cuatro. Entonces comprendí qué significaba una desgracia. Mamá, papá y mi hermanito fueron enviados al grupo “1” y yo al grupo “1-A”.

En la última parte del libro escriben judíos e historiadores y se responde a una pregunta que siempre ha sido una incógnita: ¿Por qué el pueblo judío no se defendió, se sublevó del ataque nazi y de la persecución sucesiva contra ellos? Según parece, la respuesta se encuentra en el Talmud que rechaza la violencia.

Los judíos, primero entraron en una fase de resistencia, la de oponer la palabra a la violencia. Después pasaron a una segunda fase, la del testimonio. Los condenados hallaron fuerzas suficientes para recopilar todos los documentos que circulaban por el gueto. El objetivo era que la historia continuara escribiéndose.

(Este domingo pasado, la noche del 9 de noviembre, se bautizó como la de los “Cristales Rotos” –Kristallnacht – Marcó el inicio del Holocausto, en el que fueron asesinados unos 6 millones de judíos. Muchos de sus rostros se muestran en el Museo Yad Vashem de Jerusalén)

09 noviembre, 2008

Así me quedo yo cuando regreso a mi casa y me tumbo en mi sofa

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Joven decadente (Después del baile), 1899, Ramón Casas

Alma Mahler

Hace algunos años leía la biografía de Alma Mahler escrita por ella misma y que tituló sencillamente “Mi vida” – “Mein Leben” y en inglés “And the bridge is love” –Y el puente es el amor-. Un libro mediano en el que cuenta sus matrimonios con el músico, Gustav Mahler, el arquitecto que fuera fundador de la Bauhaus, Walter Gropius, del que se separaría para unirse con el escritor Franz Werfel... y entre matrimonio y matrimonio, ingirió amantes como los pintores Klimt (que fue el que le dio su primer beso) y Kokoschka.

Los amantes en su biografía no los cuenta, no era plan aparecer como una desalmada devorada de hombres; aunque sí lo cuenta la película que se ha hecho sobre su vida, “La novia del viento” (título que le han dado en la versión española) y que protagoniza una espléndida Sarah Wynter.

Poca gente sabe que Alma, hija del pintor Jacob Schindler, fue también compositora, aunque absorbida por su marido, el muy cretino, aunque gran compositor (lo uno, no quita lo otro), la tenia de copista de sus partituras y de lectora de pruebas de sus obras musicales. Mahler, cuando reconoció el talento de su esposa ya estaba con medio pie en la tumba.

El expresionista Oskar Kokoschka, muy enamorado de ella, la retrató en su “Der Windsbraut” –La esposa del viento- y cosas de artistas excéntricos, cuando le abandonó Alma, se hizo una muñeca a tamaño real a su imagen y semejanza que paseaba por toda Viena.