09 agosto, 2012

Viajeras y exploradoras

“Dormían en sus tiendas con una pistola de caza del calibre doce cargada junto a su almohada, escuchando los gruñidos de los leones como música de fondo. Con su viaje demostraron que los campamentos llevados por mujeres estaban mejor organizados, eran más alegres y los sirvientes trabajaban más a gusto. Sus únicos gustos conocidos eran el té y el champán”.

“Las reinas de África. Viajeras y exploradoras por el continente negro”, Cristina Morató.
Es Leer este libro de mujeres exploradoras del XIX y principios del XX y te invaden las ganas de explorar tu sola África y el resto del planeta. Pillaron todo tipo de enfermedades tropicales que no las desanimaron en su empeño.

Ellas fueron viajeras y exploradoras:

Mary Livingstone (1821 – 1862) Sí, la esposa del conocido explorador David Livingstone.

Mary Slessor (1848 – 1915) Una misionera valiente.

Lady Smith o Juana María de los Dolores de León (1798 - 1872), que siguió a su esposo militar por tierra, mar y aire.

Isabel de Uriquiola (1854 - 1911) Otra abnegada que siguió a su marido el explorador Manuel Iradier.

Alexine Tinne (1835 – 1869) La Baronesa holandesa y caprichosa que viajaba con sus muebles, sus corsés, su piano, su biblioteca y su bañera. Exploró el Nilo en todas sus vertientes.

Florence Baker (1841 – 1916) Una esclava que compró Samuel Baker, de la que se enamoró, convirtió en su mujer y exploraron juntos las fuentes del Nilo.

Mary Kingsly (1862 – 1900) A los 30 años se lanzó a la aventura e iba por aquellos territorios con su vestido decimonónico largo y sus enaguas. Fue una respetada científica y conocedora de la cultura africana.

La Boronesa Karen Blixen (1885 – 1962) Sí, la de “Memorias de África”, era danesa y un marido desalmado y juerguista la contagió la sífilis porque se liaba con mujeres masai. Vivieron en Kenia y ella se enamoró del aventurero Denys Finch-Hatton. Se acordarán de los kikuyu, agricultores y fieles sirvientes en la película. Ella con toda la poética que se le ha echado encima, tras la peli, era una consumada cazadora, que mataba por placer a los animalitos.

Beryl Markham (1902 – 1986) Es mi aventurera preferida. Aviadora, fue la primera mujer que cruzó el Atlántico sola de este a oeste (1936). Entrenadora de caballos de carreras y compartía amante con Karen Blixen, las dos tenían al mismo, Denys Finch-Hatton. Vivía su libertad y hacía de su capa un sayo.

Delia Akeley (1875 – 1970) Neoyorkina, aventurera, cogía bichitos principalmente para el Museo de Historia Natural de Nueva York. Investigó a la tribu de los pigmeos y atravesó en solitario África de costa a costa.

Osa Johnson (1894 – 1953) Con ella y su marido llegaron los documentales.

08 agosto, 2012

Una mujer en Berlín


Ese es una joyita de diario anónimo, donde una mujer periodista que trabaja en una editorial se ve sorprendida por la ocupación de los rusos en Berlín. El diario es entre el 20 de abril y el 22 de junio de 1945; 2 meses de vicisitudes, racionamiento, supervivencia, el buscarse la vida, el miedo de las mujeres a la violaciones, por aquello, de que las mujeres también somos botín de guerra, su heroísmo y de cómo tras la atrocidad de una violación, parece que queda en anecdótica impunidad… donde las mujeres berlinesas las silencian y sus compañeros son testigos impotentes.


Se sabe que más de cien mil mujeres fueron violadas en Berlín durante la II Guerra Mundial.

Vengo de olvidarte

Doy a conocer una poetisa y narradora madrileña que desconocía y me ha sorprendido gratamente. Belén Reyes.

Vengo de olvidarte...
pero llego a casa y me tropiezo contigo,
en las cosas que me miran con tus ojos,
en las pelusas del pasillo
que me enredan leves,
con tu olvido.

Vengo de olvidarte...
y puede
que cambie de casa
y siga viniendo de olvidarte,
que cambie de cuerpo
y te siga deseando,
que cambie de vida
y te siga viviendo.

Vengo de olvidarte.
Tiro el bolso
y se cae el pintalabios,
un beso metálico en el parquet
me recuerda la ausencia de tu boca.

Con vocación de olvidarte
me muevo.
Cada minuto y centímetro
que salgo de mí misma
hago eso, insisto en ello.

Mi obstinación es olvidarte,
mi trabajo es olvidarte,
mi verso es olvidarte,
mi insulto es olvidarte,
mi presente y mi futuro es olvidarte.

Y vengo y voy
para olvidarte.

Me duermo y me despierto
para olvidarte.
Soy lo que soy
para olvidarte.

Me voy a otras cosas,
a otras casas,
a otros seres,
a otras páginas.

Me voy a otros versos,
a otras voces,
a otros canales,
a otros ríos.

Me voy, me voy, me voy
continuamente.
Y cuando vuelvo…
abro la puerta,
tiro el bolso,
el pecho,
la careta
y el tabaco…
y sé que vengo de olvidarte.