Ampliemos el campo... de quién (mujer u hombre, ya no existente) se inseminarían. Suponiendo que las mujeres también pudieran dar su óvulos.
Veamos, difícil, tengo una lista larguísima, por tanto me saldrían un montón de hijos/as: Tomaría los espermatozoides de Wilde y Goethe porque están entre mis escritores preferidos, probablemente también de Flaubert (aunque era un debilucho sentimental) Puccini, Bach, Velázquez, Henry Miller... De ellas, tomaría los óvulos de Beauvoir, Dorothy Parker, Juana de Arco, Madame de Sévigné, Coco Chanel, Mae West... uf, me ha salido todo el artisteo, científicos ni uno.
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“¿Qué genios vivos en 1860 hubiera elegido usted como donantes?
- Dickens – dijo
- Siga
- Y también Ruskin... y Mark Twain
- Y Brahms – dije yo. Y Wagner y Tchaikovsky y Dvorak. La lista es muy larga. Todos ellos auténticos genios. Retroceda un poco más en el mismo siglo, y nos encontraremos con Balzac, Beethoven, Napoleón, Goya, Chopin. ¿No sería excitante tener en nuestro banco de nitrógeno líquido un par de cientos de dosis de esperma de Beethoven?
- ¿Y qué haría con él?
- Venderlo, naturalmente
- ¿A quién?
- A mujeres. A mujeres riquísimas que quisieran tener hijos de alguno de los mayores genios de todos los tiempo.
- Espere un poco, Cornelius. Las mujeres, tanto si son ricas como si no lo son, no permitirán que las inseminen con el esperma de algún extranjero de hace unos siglos por el simple hecho de que esa persona fuera un genio.
- Eso es lo que usted cree. Escuche, podría llevarle a cualquier concierto de Beethoven que usted mismo eligiera, y le garantizo que encontraría media docena de mujeres que darían casi cualquier cosa por tener hoy mismo un hijo de ese gran hombre.
- ¿Se refiere a solteras?
- No. A mujeres casadas
- ¿Y qué dirían sus maridos?
- Los maridos no se enterarían. Sólo la madre sabría que está embarazada de Beethoven.
- Eso sería una bellaquería, Cornelius
- ¿No puede imaginársela –dije- una mujer rica e infeliz casada con algún industrial de Birmingham increíblemente feo, tosco, ignorante y desagradable, que de repente tiene un motivo por el que vivir? Imagínesela paseando por el jardín de su marido, tarareando el movimiento de la sinfonía heroica de Beethoven y pensando para sí, “¡Qué maravilloso, Dios mío! ¡Estoy embarazada del hombre que compuso esa música hace cien años!
(...)
- ¿Cuánto cobraría por el esperma? –dijo
- Una fortuna –dije. No vamos a permitir que nadie pueda conseguir un hijo de Einstein a precio de saldo. Y lo mismo digo de un hijo de Sibelius. O un hijo del rey Alberto de Bélgica.
- Este plan tiene un fallo. El esperma verdaderamente valioso no es el de Einstein ni el de Stravinsky, sino el del padre de Einstein, o el del padre de Stravinsky. Son en realidad ellos los que generaron a esos genios.
- Lo que queremos ganar es dinero –dije-. Nadie quiere que nazcan genios. Además ninguna de esas mujeres querría el esperma del padre de Sibelius. Lo que querrán que les demos es una magnifica inyección con veinte millones de espermatozoides del propio genio.
- (...) Nuestra lista de prioridad redactada en 1919, incluía, en orden alfabético, los siguientes nombres: Graham Bell, Pierre Bonnard, Churchill, Joseph Conrad, Conan Doyle, Einstein, Henry Ford, Sigmund Freud, Kipling, D.H. Lawrence, Lenin, Thoman Mann, Marconi, Matisse, Monet, Edward Munch, Proust, Puccini, Rachmaninov, Renoir, Bernard Shaw, Sibelius, Strauss, Stravinsky, Butler Yeats.
La otra segunda lista, incluía, jóvenes cuyo futuro era pura especulación: Braque, Caruso, Pablo Casals, Clemenceau, Gandhi, Joyce, Kandinsky, Nijinsky, Picasso, Ravel, Bertrand Russel, Tagore, Trotsky, Valentino.
- Había naturalmente errores y omisiones en estas listas. No hay juego más difícil que el de tratar de adivinar quién será reconocido como auténtico genio duradero cuando esa persona está todavía viva. Cincuenta años después de su muerte ya es más fácil. Otra cuestión. La inclusión de Rodolfo Valentino, no se debía a que pensáramos que fuera un genio. Fue una decisión puramente comercial. Suponíamos que el semen de un hombre que tenía aquel enorme montón de fanáticas admiradoras podría ser de los más vendido en el futuro.
- (...)No hay prueba alguna de que los grandes escritores engendren grandes escritores. De vez en cuando engendras escritores de poca monta.
Existe, creo, una proporción algo mayor de pruebas que confirman que los grandes pintores engendran a veces grandes pintores. Por ejemplo, Teniers, Brueghel, Tiépolo e incluso Pisarro. Y entre los músicos, el maravilloso Johan Sebastián era tan absolutamente genial que le resultó imposible no transmitir parte de esa genialidad a sus hijos. Pero entre los escritores no ocurre lo mismo. Los grandes escritores suelen brotar casi siempre de tierras pedregosas, y son hijos de mineros, matarifes o maestros pobres. De todos modos mi objetivo no es propagar la genialidad, sino ganar dinero”.
“Mi tio Oswald” R. Dahl
2 comentarios:
Los escritos, ahhhhhhhhh esos grandes genios de la literatura que nos hacen soñar y viajar por el tiempo de formas inimaginables.
Salu2 de WOLVERINE.
Qué sería de nuestras vidas sin esos genios, y no sólo literarios... Besos Wolverine
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