“Tombuctú” de Paul Auster, una joyita tierna de libro que narra como el dueño de un perro busca a una amiga para que se que quede con su perro ya viejito porque él va a morir y quiere a alguien que le cuide.
“Lo cierto es que los perros pueden leer ¿Por qué pondrían si no esos letreros a las puertas de las oficinas de correos? No se admiten perros salvo lazarillos. ¿Entiendes lo que quiero decir? El hombre que va con el perro no ve, así que ¿cómo leer el letrero? Y si él no puede leerlo ¿Quién queda? Eso es lo que hacen en las escuelas de perros lazarillos. Sólo que no lo dicen. Lo ocultan, y ahora es uno de los tres o cuatro secretos mejor guardados de Norteamérica. Y con razón, además. Si se corriera la voz, imagínate lo que pasaría. ¿Perros tan listos como los hombres? Una afirmación blasfema. Habría revueltas en las calles, quemarían la Casa Blanca, reinaría el caos. En tres meses, los perros reclamarían su independencia. Se convocarían delegaciones, se entablarían negociaciones y acabarían arreglando el asunto cediendo Nebraska, Dakota del Sur y la mitad de Kansas. Echarían a los habitantes del territorio y dejarían que lo poblaran los perros y a partir de entonces el país estaría dividido en dos. Los Estados Unidos de la Gente y la República Independiente de los Peros. ¡Santo cielo, cómo me gustaría ver eso! Me mudaría allí y trabajaría para ti, Míster Bones*. Te llevaría las zapatillas y te encendería la pipa. Haría que te eligieran primer ministro. Dime lo que quieres, jefe, que yo me encargo”.
*Mister Bones es el perro ya mayor de Willy el protagonista de Tombuctú
3 comentarios:
Interesante publicación!
Recibe saludos desde mi costa, al sur...
Sirena, en breve te visito y te enlazo. Besos
Hola! Excelente e interesante entrada! Yo he leido el libro en unas vacaciones, paseando por los mas diversos hoteles en veracruz y me encanto! Lo recomiendo...
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