El estudio
“La socialización desde Disney. La figura de la mujer en los clásicos”, revela
que sus películas y merchandising manipulan al público infantil.
Las
películas animadas objeto del estudio han sido: Blancanieves (1937), La
cenicienta (1950), La bella durmiente (1959), La Sirenita (1989), La Bella
y la Bestia (1991), Aladín (1992), Hércules (1997), Pocahontas (1998),
Mulan (1999), Tiana y el sapo (2010) y Enredados (2011).
En ellas se destaca como tema principal el amor con
unos personajes estereotipados. Así, en (Blancanieves, La cenicienta y La bella
durmiente) las mujeres son protagonistas y siguen un
prototipo. Son princesas, bellas, sumisas, pasivas, dependientes,
irracionales, débiles, huérfanas y sujetas al hombre salvador.
Los personajes masculinos se presentan en un rango
social superior a la mujer, cultivan la mente y la fuerza y utilizan la
violencia para conseguir que el bien triunfe. Las villanas son mujeres,
madrastras o brujas, feas, envidiosas y con carácter. Todos los personajes son
superficiales: la princesa se siente atraída por el aspecto físico del
príncipe, éste por el de ella, y la mala envidia la belleza de la
princesa, razón por la cual busca acabar con ella, o humillarla.
A partir de La Sirenita, las protagonistas o coprotagonistas
buenas son más activas y rebeldes con respecto a su entorno, pero siguen
anhelando un hombre en el que encontrar el amor y les separe de esa
vida que les ha tocado vivir. Además, empieza a tener especial importancia
la figura de un padre sobreprotector.
En los años 90 se encuentran algunos cambios, el
enemigo es un hombre, que se define por ser feo, abiertamente machista,
ambicioso, y rencoroso. Asimismo, la mujer cede en varias películas el
protagonismo al hombre, el cual posee nuevos roles: guapo, valiente, fuerte,
atlético, y decidido. Por el contrario, a la rebeldía de la mujer se le
dota de un sentido de inmadurez, que queda en un segundo plano
cuando aparece el hombre.
En Tiana y el sapo se observan significativos
cambios: por primera vez encontramos una princesa afroamericana,
que conserva a sus dos padres, y tiene un empleo. No necesita la
salvación de un príncipe, sino al contrario. A pesar de estos avances,
sigue manteniendo el modelo de mujer bella, y tierna. Se podría
pensar que esta película supone un cambio positivo, aunque vuelva a poner
a una princesa como protagonista. Sin embargo, Enredados retoma
los valores que estableció la compañía en sus orígenes: la mala vuelve
a ser mujer y bruja; la buena es inocente, infantil, caprichosa y guapa; y
el hombre, que ha dejado de ser príncipe, vuelve a ser el salvador.
Con todo esto se hace visible como las películas
Disney intentan implantar a los niños y niñas los modelos de conducta que
poseen los personajes buenos y que rechacen los de los malos. Así busca
implantar la creencia de que el hombre está por encima de la mujer,
que éstas deben preocuparse exclusivamente de los asuntos familiares y del
hogar. De esta forma se intenta evitar que la mujer se rebele y que
se produzcan movilizaciones al sistema establecido, conservando los
valores morales tradicionales.
1 comentario:
Y lo peor de todo, que las alturas reales de las actrices no están a escala.
No creo que Disney "intente implantar" nada, simplemente que coge y translada los cuentos populares de la época a un medio diferente.
El machismo está en cada hombre y en cada mujer, en cada historia, actitud, límite transmitados por cada uno de ellos, y con más trascendencia para la educación de los críos, en sus progenitores.
Que queremos rajar de Disney, de cualquier productora, de TVE, de x, guay. El problema está mucho más gangrenado que eso, y se ve a día de hoy, y de modo más preocupante, en criaturas de 20 años con una educación de supuesta cultura e independencia.
Pero sí, la culpa para Disney y la princesa Peach. No te jode.
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