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Supongo que alguna vez les habrá pasado estar en la habitación de un hotel y oír la jarana sexual de los vecinos de al lado, o de aquella amiga que tenía su novio en Canarias y ella estaba haciendo gritar a su amante de turno, mientras yo, estaba en la de al lado, hablando con un amigo que me estaba intentando convencer para liarme con él... Y, yo pensando... pero esta tía que es lo que le está haciendo, si la pobre no promete y cuánto engañan las apariencias, por dios. Dos veces ya me ha ocurrido.Esta vida más allá de mi habitación, donde los gemidos se desplazan por el aire, suben, bajan, se filtran y se empotran en tu cabeza pidiendo a gritos tu atención.
Hay dos alternativas, o te concentras en lo que estás haciendo (imposible) o te dedicas a contar los minutos y los chillidos que ya están sobrepasando los decibelios... pero cuánto duran o ¿es que se me está haciendo eterno?