Volvemos a un asunto que ya traté en este blog y que le hago especial seguimiento: Las “juergas” sexuales de Meco.
El seguimiento es por los eufemismos del lenguaje que utiliza instituciones penitenciarias para declarar al fin y al cabo que hubo sexo (consentido o no) entre algunas reclusas y algún que otro funcionario de prisiones; porque seamos sinceros, en un contexto penitenciario ese tipo de relaciones de poder manifiestan abuso hacia la persona más débil.
En la comparecencia en el Congreso de los Diputados, la secretaria general de instituciones penitenciarias lo llamó: “alta probabilidad de que se mantuvieran relaciones impropias”. Léase por “Relaciones impropias”, abuso sexual.
Más o menos se dice que una noche un funcionario abrió dos celdas de internas con las que quería pasar el rato, a la ¡una de la madrugada!, el funcionario “perdonavidas” se fue a despertar a las dos presas responsables del economato para unos “antojos”, entre ellos comprar bebidas alcohólicas.
Menos mal que una funcionariA denunció el caso, y gracia a ella, se ha suspendido al funcionariO en cuestión, se han trasladado los hechos a la fiscalía e Instituciones ha destituido a parte del equipo directivo de esa prisión por no actuar con contundencia.
Sigue la investigación porque por lo visto eran prácticas asentadas por más funcionarios.
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