Tienes una conducta bastante indigna. Dos o tres
veces al año te encuentro en el jardín, sobre las paredes, con una expresión
loca y ridícula, y una recua de mininos a tu alrededor. Hasta conozco a tu
favorito, perversa Fanchette. Es un morrongo gris, sucio, flaco, sin pelo, con
orejas de conejo y patas toscas. ¿Cómo puedes degradarte tanto y tan a menudo
con ese animal de tan baja extracción? Sin embargo, cuando me ves, incluso en
esos momentos de demencia, recobras durante un instante tu expresión habitual y
maúllas amistosamente, como si quisieras decirme. “¡Ya ves cómo estoy. No me
desprecies demasiado… la naturaleza tiene sus exigencias… Pero volveré pronto a
casa y me lameré largo rato para purificarme de esta descocada existencia!”.
¡Oh, mi hermosa Fanchette blanca! ¡Te sienta tan bien portarte mal!
“Claudine en la escuela” - Colette
No hay comentarios:
Publicar un comentario