26 septiembre, 2008

Fahrenheit 451, el retorno

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Qué hay contra los libros para seguir con las piras literarias.

En el año 213 a.C., todos los libros de China fueron quemados por órdenes del emperador Shih Huang-Ti; en el siglo V, tras sucesivas guerras que habían saqueado y diezmado la biblioteca de Alejandría, la destruye por decreto el emperador Teodosio bajo la acusación de albergar saberes paganos contrarios a la fe cristiana. Entre 1330 y 1730 miles de libros son destruidos por la inquisición; en 1813, los soldados norteamericanos tomaron Canadá y York, y quemaron el Parlamento y la biblioteca legislativa; un año después se arrasa la Biblioteca del Congreso. En 1933, una de las primeras acciones del gobierno nazi es la destrucción del Instituto de Ciencias Sexuales de Berlín, donde serían quemados más de veinte mil libros de temática sexual. En 1943, un ataque aéreo sobre la Biblioteca Baviera destruye quinientos mil libros. En 1993 las milicias croatas destruyen decenas de libros de numerosas bibliotecas, entre ellas la Biblioteca Nacional de Sarajevo. En 2003 el ejército norteamericano saqueó y destruyó la Biblioteca Nacional de Bagdad. Y...

Actualmente, la que pretende ser vicepresidenta de los EEUU, la republicana Sarah Palin, más conocida como Miss pompa de jabón, ha dicho que haría desaparecer muchos libros de la biblioteca de su pueblo.

Por cierto, hay un librito de 416 páginas titulado “Historia universal de la destrucción de libros: desde las tablillas sumerias a la guerra de Iraq” de Fernando Báez que hace un repaso por los libros devorados por insectos, inundaciones, llamas, guerras y sobre todo la destrucción cultural realizada por fanáticos políticos y religiosos que recelosos de salvaguardar valores dogmáticos lapidaron fuentes del saber.

Y todavía, en virtud de no sé qué criterio antipático hay países que tienen su lista de libros censurados o su index librorum prohibitorum et expurgatorum con autores muy actuales. Para reivindicar la libertad de leer cualquier libro, desde 1982, se celebra en EEUU por estas fechas la “Semana de los libros prohibidos” organizada por asociaciones de bibliotecas, editoriales y escritores.

6 comentarios:

Francisco Méndez S. dijo...

Se perdió una excelente oprtunidad de callar.
Saludos

Pilar Cita dijo...

Ahora entiendo la necedad de este mundo. Si hubiésemos leído esos libros en lugar de quemarlos o prohibirlos o censurarlos, algo más hubiésemos evolucionado.

Que bien que hables de esto, Geisha. Me parece increible que siga existiendo censura.

Ah, y la pompa de jabón, contenticos estarán en su pueblo!

Geisha dijo...

Aclararé lo de "Pompa de jabón" de Palin... El fenómeno se infló, se infló tanto al principio que sé desinfló tan efimeramente como pompa de jabón. Los democrátas la llaman despectivamente con ese apodo que me gusta.

Pilar Cita dijo...

Si quemásemos o censurásemos todo lo realmente perjudicial, ¡cuántos estarían calladitos... o en la hoguera!

Me he encendido con el tema, qué le vamos a hacer! :)

Rober dijo...

Hogueras una manera de quemar la realidad... igual alguien los habrá leido y tal vez estén perdurando, y de otra forma

Geisha dijo...

Creo, Sensai, que yo misma acabaría en la hoguera... creo que me he leído la mayoría de los libros prohibidos. Es más, basta que me digan que está prohibido para yo leerlo.

Dos autores actuales prohibidos que me vienen ahora a la memoria son "Los versos satánicos" de Salman Rushdie y un libro muy entretenido "Shangay Baby" de Wei Hui, que está prohibido en china porque la escritora en la novela mantiene una relación con un alemán.

Sí, claro, Roberto, como cuenta el libro de Ray Bradbury y la peli que se hizo después que memorizaban los libros para que no se perdiera su contenido.

Besos, besos