08 diciembre, 2010

Isadora Duncan a Mercedes de Acosta

Isadora escribía el siguiente poema a Mercedes de Acosta, diciéndole que era un ángel enviado por Dios:

(…) Un cuerpo esbelto
Suave y blanco
Está al Servicio
De mi placer.
Dos senos aparecen
Redondos y dulces
Invitan a mi hambrienta
Boca a comer
De dónde dos pezones –firmes y rosados
persuaden a mi sedienta –alma a beber
Y aún más abajo un lugar secreto
Donde dispuesta escondería mi rostro amante…
Mis besos como un enjambre de abejas
Se abrirán camino entre tus rodillas –
Y chuparán la miel de tus labios
Abrazando tus esbeltas caderas (…)

Hay que decir que Isadora Duncan falleció cuando iba en su bugatti por las calles de París y los flecos de su foulard se enredaron en el eje de la rueda, mientras el coche avanzaba. Se partió el cuello.

2 comentarios:

Pipachic dijo...

Qué bello el poema. Me has dejado desolada al conocer el triste final de Isadora Duncan, alguien capaz de escribir así no debería morir nunca.

Cartas en la noche dijo...

He publicado este hermoso poema en mi blog http://eltorodebarro.blogspot.com/, en su sección de poesía. He explicitado que el poema lo he conocido en El jardín de la geisha, pero no he podido poner el nombre de su director, cosa que suelo hacer por respeto, y por admiración. Espero que me disculpes.
Un fuerte abrazo.
Carlos

(El poema es, realmente, bellísimo)