24 diciembre, 2012
George Hurrell, el fotógrafo
08 diciembre, 2012
De Bobarys
La gata Fanchette de Claudine
31 octubre, 2012
Perros tuneados
27 septiembre, 2012
Einstein y la tecnología
09 agosto, 2012
Viajeras y exploradoras
08 agosto, 2012
Una mujer en Berlín
Ese es una joyita de diario anónimo, donde una mujer periodista que trabaja en una editorial se ve sorprendida por la ocupación de los rusos en Berlín. El diario es entre el 20 de abril y el 22 de junio de 1945; 2 meses de vicisitudes, racionamiento, supervivencia, el buscarse la vida, el miedo de las mujeres a la violaciones, por aquello, de que las mujeres también somos botín de guerra, su heroísmo y de cómo tras la atrocidad de una violación, parece que queda en anecdótica impunidad… donde las mujeres berlinesas las silencian y sus compañeros son testigos impotentes.
Se sabe que más de cien mil mujeres fueron violadas en Berlín durante la II Guerra Mundial.
Vengo de olvidarte
Doy a conocer una poetisa y narradora madrileña que desconocía y me ha sorprendido gratamente. Belén Reyes.
Vengo de olvidarte... |
08 julio, 2012
26 junio, 2012
50 años de su desaparición
Con faldas y a lo loco, Vidas rebeldes, Cómo casarse con un millonario, Los caballeros las prefieren rubias, La tentación vive arriba, Luces de candilejas, Río sin retorno, Eva al desnudo, Bus Stop, Me siento rejuvenecer, La jungla de asfalto… Hoy tendría 86 años.
Lee Strasberg dijo en su despedida “No puedo decirle adiós a Marilyn, nunca le gustaba decir adiós. Sólo diré… hasta la vista”.
Documental que narra la vida de Marilyn en su etapa final.
Parte I
Parte II
Parte III
Parte IV
¿Dónde se origina el amor?
Localizan el lugar exacto, exactito en el que se origina el amor. En el cerebro. Nada nuevo, por otra parte… ya lo sospechaba.
En concreto, han descubierto que la parte del cerebro donde se originan los sentimientos que experimentamos cuando estamos enamoradas está en la misma zona cerebral que la adicción a las drogas y el deseo sexual: allá por el hipocampo y la amígdala cerebral.
02 mayo, 2012
De la imposibilidad de abandonar un libro y aún así abandonarlo
24 abril, 2012
Pintura pintoresca
05 abril, 2012
El Amor. Un sentimiento desordenado
Llevar a tu perro a la oficia reduce el estrés
Va otro estudio de los que yo llamo de Cincinnati como el anterior del chocolate.
A mi lo que realmente me gustaría es llevar a mi foxterrier a la oficina. Anda que no se lo iba a pasar él bien y todo el mundo…
Y ahora tengo un estudio que me confirmaría el poder llevar al perro a la oficina y así reducir el estrés del personal. Bueno, el estudio es todavía prelimilar, pero ante la evidencia de los resultados los investigadores han sugerido que se permita el acceso de las mascotas a los lugares de trabajo con el fin de subir la moral tanto de la dueña como de compañeras y compañeros.
Yo una vez paseando a mi perro por el parque me encontré a uno que llevaba un halcón… no sé si será buena idea llevarlo a la oficina… hay mascotas y mascotas.
((Arriba mi perro))
Amante del chocolate
Por este blog ya he dejado evidencias de que soy una gran consumidora de chocolate relleno o sin rellenar, negro o con leche, en tableta, en bombones, en tarta... Ahora, unas investigadoras de la Universidad de California, descubren que los amantes del chocolate son más delgados y que sumar una barra de chocolate a la alimentación diaria ayuda a limitar el peso, además de que los antioxidantes reducen la presión sanguínea y el colesterol.
Así que a comer chocolate con moderación.
Y sí, soy delgada, pero no creo que sea producto del chocolate.
28 marzo, 2012
Huelga al consumo
Vídeo de sensibilización sobre el exceso de consumismo. Si no cambiamos el sistema puede que nos coma.
A vueltas con la lengua
Durante el franquismo, la lengua era franquista, franquista y beata, olía a cuartel y a sacristía y a cirio y a letrina de barracón castrense
Se dice que la lengua no puede ser sexista como no puede ser comunista, capitalista o católica. Quizá no, lo ignoro, la verdad. Tampoco sé si el sexo, que nos funda, se puede comparar con las ideas políticas o religiosas, que van y vienen, aunque a veces se quedan una temporada. En todo caso, y desde mi modesta perspectiva de usuario y víctima de la lengua, estoy en condiciones de asegurar que durante el franquismo, por ejemplo, la lengua era franquista, franquista y beata, olía a cuartel y a sacristía y a cirio y a letrina de barracón castrense. De ahí el rechazo que algunos escritores sentían por ella y su necesidad de bucear en otras tradiciones. Abominar de la lengua propia es como abominar del propio hígado, pero también hay gente alérgica a su caca. Somos raros. Por eso, entre otras cosas, recibimos con tanto alborozo las novelas del boom latinoamericano, porque estando escritas en nuestro idioma parecía que estaban escritas en otro.
Del mismo modo que un franquista puede devenir en demócrata o un trotskista en facha, la lengua puede cambiar también de ideología y de hecho ha cambiado, ahora parece liberal o neoliberal, no sé, depende de la emisora de televisión que pongas o de la prensa que leas. Pero no hablemos de contingencias de orden político, económico o social que duran 40 ó 50 años, lo que en la vida de la lengua no es nada o casi nada. Hablemos de lo que nos constituye en lo más profundo, de lo que somos desde que tenemos memoria: una sociedad patriarcal. ¿Puede una gramática permanecer ajena a esa condición cuyos orígenes parecen tan remotos como los del habla? Quizá no. Se dice también que, si queremos que la lengua cambie, el que tiene que cambiar es el hombre (y la mujer, claro). Una forma optimista de abordar el asunto, como si la lengua fuera nuestro producto y no nosotros el de ella.
20 marzo, 2012
57 pautas de conducta machista en la vida cotidiana
Por Carlos Arroyo. Escrito por un hombre, por aquello de que también hay hombres feministas que quieren igualdad de derechos:
1. Es machista tolerar en silencio los abusos machistas de un hombre o simplemente reírle las gracias.
2. Es machista rechazar la existencia de cuotas de género y tolerar o avalar su causa, las desigualdades de género.
3. Es machista sentirse incómodo con tu jefe porque es jefa.
4. Es machista considerar que, hasta que no se demuestre lo contrario, cualquier mujer designada para un cargo lo es por cuota.
5. Es machista no sentir una indignación bíblica ante la diferencia de sueldos entre hombres y mujeres, por ser hombres y mujeres, y ningún otro motivo.
6. Es un grado infame de machismo no promocionar a una empleada porque está embarazada o tiene hijos pequeños.
7. Es machista ser director y crear comités con predominio absoluto de los hombres. Si hablamos de consejos de administración o comités ejecutivos, lo de predominio nos lo podemos ir ahorrando: son comités unisexualess.
8. Es machista estar incómodo cuando se trabaja mano a mano con personas de otro sexo.
9. Es machista criticar a una mujer profesional si llama a casa para gestionar asuntos familiares o comprobar que todo está en orden, sobre todo si tu casa está bajo control gracias a tu mujer.
10. Es machista aceptar sin más la idea de que los hombres están dispuestos a trabajar más que las mujeres: la unidad de medida no puede ser el hombre ni la mujer, es la pareja. Si un hombre puede prolongar la jornada es porque su mujer le cubre las espaldas en casa. Casi nunca al revés.
11. Es machista imponer un horario incompatible con la vida familiar.
12. Es machista convocar reuniones importantes de trabajo a partir de las 18.00, porque así se pone en un brete a las mujeres. No así a los hombres, generalmente cubiertos en el hogar por sus mujeres.
13. Es machista considerar que el tiempo profesional de tu mujer vale menos que el tuyo cuando surgen imprevistos familiares.
14. Es machista sentirse incómodo por el hecho de que tu mujer cobre más que tú.
15. Es machista creer que las mujeres conducen peor que los hombres. (Que se lo pregunten a las compañías de seguros).
16. Es machista no ir a la compra.
17. Es machista ir a la compra solo para buscar delicatessen que tu mujer nunca se permite por no descontrolar el gasto. Tú, jamón ibérico; ella, arroz y fideos.
18. Es machista no llevar dinero encima porque ya se ocupa tu mujer.
19. Es machista sobrecargar sistemáticamente el bolso de tu mujer con tus cosas para poder ir más cómodo. Aunque vaya precedido de “¿Te importa llevarme…?”.
20. Es machista aceptar alguna tarea doméstica menor, pero nunca poner la lavadora, ni tender, ni pasar la aspiradora, como si fuera más complicado que poner un satélite en la órbita de Marte.
21. Es machista creer que las camisas salen planchadas de la lavadora.
22. Es igual de machista aceptar que la mujer es la única que cocina, con la excepción de la gloriosa paella o la barbacoa dominicales.
23. Es machista creer que el desayuno se pone solo en la mesa (y que, además, solo es una tacita y un platito).
24. Es intolerablemente machista no aprender a hacerse un café porque para eso ya está tu mujer. Aunque se lo pidas por favor.
25. Es machista creer que los platos se meten solos en el lavavajillas. Y creer que salen solos del mismo.
26. Es machista creer que los calcetines usados se recogen a sí mismos en la cesta de la ropa.
27. Es machista creer que las bolsas de la basura se desmaterializan por las noches.
28. Es machista renunciar a la señora de la limpieza porque sale cara, y no ponerse a barrer y fregar, dejando que se encargue tu mujer.
29. Es machista rehuir opinar o tomar decisiones sobre la decoración de la casa, como si solo fueran cosas de mujeres.
30. Es machista pedir a tu mujer que te acompañe a comprar ropa y no esforzarte en acompañarla las pocas veces que ella te lo pide a ti.
31. Es machista olvidar decirle a tu mujer “no te pintes, cariño, que solo vamos a dar un caminata por el parque”.
32. Es machista criticar el desaliño indumentario en las mujeres si consideras normal el de los hombres.
33. Es machista no ponerse en el lugar de la mujer y entender que, cuando habla de cualquier tema, no necesariamente quiere que le resuelvas la vida. A veces solo pretende que la escuches. A los hombres nos cuesta hacernos a la idea, pero mejor aprenderlo pronto.
34. Es machista no interesarse y mostrar comprensión por las alteraciones psicológicas causadas por la menstruación.
35. Es machista minusvalorar los encuentros de tu mujer con sus amigas de siempre y considerar sagrados los tuyos con tus amigos (aunque sean ajenos al fútbol).
36. Es machista asumir sin acordarlo que, de los dos coches de la familia, el grande es para ti, y el pequeño, para tu mujer.
37. Es machista decirle a tus hijos: “Eso, lo que diga tu madre”. Como si a ti te hubiera puesto el ayuntamiento para criarlos y educarlos.
38. Es machista considerar que determinadas tareas del cuidado y la educación de los niños son responsabilidad de las mujeres por mandato divino: por ejemplo, el biberón, el bocadillo del colegio, la merienda en casa, el pediatra, la visita a los profesores de los niños…
39. Es machista considerar que el supuesto mejor rendimiento de niños y niñas por separado justifica la separación de sexos en la escuela. ¿Es razonable crear dos guetos sexistas por una hipotética mejora que hasta el momento no he visto más allá de algunos titulares que remiten a mitológicos estudios? ¿Y ese hipotético medio punto de mejora compensará las alteraciones infligidas en la visión del mundo de esos chicos y chicas que, desde entonces, se verán mutuamente como extraterrestres?
40. Es machista dejar sin reproche cualquier conducta machista de tu hijo (o hija).
41. Es machista educar a tu hija (y a tu hijo) en la resignación ante el machismo.
42. Es machista pedirle a tu hija que haga las tareas que no te atreves a pedirle a tu mujer para no quedar como un machista.
43. Es machista consentir que la hija haga más tareas del hogar que el hijo.
44. Es machista permitir que, a similar edad, el hijo vuelva a casa por la noche más tarde que la hija (la diferencia de vulnerabilidad callejera nocturna, debida a causas asimismo machistas, se afronta por otros procedimientos).
45. Es machista tener más inquietud por la vida sexual de tu hija que por la de tu hijo.
46. Es machista pagar siempre en los restaurantes y en los bares porque está feo que pague una mujer.
47. Es machista distribuirse en grupos de hombres por un lado y mujeres por otro en las cenas de amigos.
48. Es machista incurrir en la relativamente frecuente conducta de avasallar a tu mujer en las discusiones durante las cenas de amigos. Es la típica reacción masculina, “¡Qué sabrás tú de esto!”, que raramente se tiene con un hombre.
49. Es machista considerar que una mujer no puede catar el vino en el restaurante (aunque entienda de vinos más que tú).
50. Es machista conceder menos mérito a las hazañas deportivas de las mujeres que a las de los hombres por el hecho de que sus marcas sean inferiores.
51. Es machista sentirse incómodo en un taxi conducido por una mujer.
52. Es machista despreciar con aires de suficiencia a las mujeres musulmanas que utilizan pañuelos o velos.
53. Es machista echar un piropo a una mujer, salvo que sea tu amiga o haya una situación de confianza que impida los equívocos. Queda muy lejos la actitud tremendista típica en Estados Unidos ante estos temas.
54. Es machista no entender de una vez que las mujeres suelen preferir el sexo lento y con prolegómenos a entrar en materia sin preámbulos y si te he visto no me acuerdo.
55. Es machista decirle a tu mujer que se ha vestido de forma demasiado atrevida cuando te encantaría que la de enfrente fuera exactamente así.
56. Es machista mirar tan descarada e insistentemente a un mujer que la haga sentir incómoda o temerosa (especialmente en un ascensor o en una habitación sin nadie alrededor).
57. Es machista creer que una mujer simpática y sonriente te está pidiendo sexo.
La unión hace la fuerza
13 febrero, 2012
Dorothy Parker
Poca gente sabe que D. Parker escribió el guión de la película “Ha nacido una estrella” de 1937 y en su epitafio pone sarcásticamente “Perdonen el polvo”. Mujer de gran sentido del humor, la tengo entre mis periodistas sociales preferida.
Les dejo uno de sus relatos titulado “La llamada telefónica” publicado en “The Bookman”, en enero de 1928, y que seguro no les defraudará en cuanto a sonreír se refiere.
"Por favor, Dios mío, haz que me telefonee ahora. Oh, Dios, que me llame. No te pediré nada más, te lo prometo. Me parece que no es pedir demasiado. Te costaría tan poco, Dios mío, concederme esa pequeñez [...] Que me telefonee ahora mismo, nada más. Por favor, Dios mío, por favor te lo ruego.
Si no pensara en ello, tal vez sonaría el teléfono, como sucede a veces. Si pudiera pensar en otra cosa, lo que fuera. Quizá si contara hasta quinientos de cinco en cinco, el timbre sonaría cuando terminara. Contaré lentamente, no quiero hacer trampa, y si suena cuando llegue a trescientos no pararé; no responderé hasta llegar a quinientos. Cinco, diez, quince, veinte, veinticinco, treinta, cuarenta, cuarenta y cinco, cincuenta... Por favor, que suene, por favor
[...] añadió que me telefonearía. No tenía, necesidad de decir eso. No se lo pedí, de veras. Estoy segura de que no se lo pedí. No creo que dijera que me llamaría sin intención de hacerlo. Por favor, Dios mío, no le dejes hacer eso. No, por favor. [...] Por favor, Dios mío, permite que vuelva a verle, te lo ruego. Le quiero tanto, tanto... Sé bueno, Dios mío, procuraré ser mejor, lo seré, si me permites verle de nuevo, si haces que me telefonee. Oh, señor, haz que me llame ahora [...] haz que ese hombre me telefonee ahora!
Esto debe terminar, no debo comportarme así. Un hombre joven le dice a una chica que la llamará, pero luego sucede algo que se lo impide. No es tan terrible, ¿verdad? Es algo que ocurre en todo el mundo, en este mismo instante. Pero, ¿qué me importa a mí lo que suceda en todo el mundo? ¿Por qué no ha de sonar ese teléfono? ¿Por qué no, a ver, por qué no puedes sonar? Por favor, hazlo de una vez, feo, reluciente y condenado trasto. Unos timbrazos no van a hacerte daño, ¿o sí? Maldito seas, arrancaré tus asquerosas raíces de la pared, romperé tu presumida y negra cara en mil pedazos. Vete al infierno.
No, no, no. Ya está bien.
He de pensar en otra cosa. Eso es lo que haré. Llevaré el reloj a la otra habitación y así no podré mirarlo.
Si es inevitable que lo consulte, entonces tendré que levantarme e ir al dormitorio, y así tendré algo que hacer. Es posible que él me llame antes de que vuelva a mirar la hora. Si me llama, seré muy dulce con él. Si dice que esta noche no podemos vernos, le diré: «No te preocupes, querido. De veras, puedes estar tranquilo, lo comprendo.»
[...] Contaré hasta quinientos de cinco en cinco, y si cuando termine no me ha llamado sabré que Dios no va a ayudarme, que no lo hará nunca más. Ésa será la señal. Cinco, diez, quince, veinte, veinticinco, treinta, treinta y cinco, cuarenta, cuarenta y cinco, cincuenta, cincuenta y cinco... [...] No debo. No debo hacer esto. A lo mejor retrasa un poco su llamada... Eso no es motivo para que me ponga histérica. Quizá no llame [...] puede que venga aquí directamente sin telefonear.
Se enojará si ve que he estado llorando. No les gusta que llores. Él no llora nunca. Ojalá pudiera hacerle llorar. Ojalá pudiera hacerle llorar y pasear de un lado a otro de la sala y sentir una opresión en el pecho, una herida enconada en el corazón. Ojalá pudiera causarle una herida así.
Él no me desea eso. Me temo que ni siquiera sabe lo que siento. Ojalá pudiera saberlo sin que yo se lo dijera. No les gusta que les digas que te han hecho llorar, que eres desgraciada por su culpa. Si les dices eso, piensan que eres posesiva y cargante. Y entonces te aborrecen. Te detestan cuando les dices lo que realmente piensas. Siempre tienes que hacer un poco de comedia. Creí que en nuestro caso no era necesario, pensé que lo nuestro era muy serio y podía expresar abiertamente lo que quisiera. Supongo que eso nunca es posible, que la relación nunca es tan seria como para admitir una sinceridad absoluta [...] Esto es una estupidez. Es estúpido desear que alguien esté muerto sólo porque no te ha llamado cuando dijo que lo haría [...] A lo mejor confía en que sea yo quien llame. Podría hacerlo. Podría telefonearle. No debo hacerlo, no, no, no. Dios mío, te lo suplico, no me dejes telefonearle. Evita que haga tal cosa. Sé, Señor, lo sé tan bien como tú, que si estuviera preocupado por mí me llamaría desde dondequiera que se encuentre y sin que le importara quién estuviera presente [...] No permitas que siga alimentando esperanzas. No me dejes decirme cosas consoladoras. No me dejes seguir esperando, Señor, te lo ruego.
No le telefonearé [...] Sabe dónde estoy. Sabe que le estoy esperando aquí. Está tan seguro de mí, tan seguro... Quisiera saber por qué te aborrecen en cuanto están seguros de ti. Parece más lógico pensar que esa seguridad es muy agradable.Sería muy fácil telefonearle. Entonces lo sabría. Quizá no sería tan estúpido hacer eso [...] Tal vez a él no le importaría. A lo mejor le gustaría. Es posible que haya intentado ponerse en contacto conmigo. A veces alguien intenta comunicarse contigo una y otra vez y luego te dice que no ha obtenido respuesta. No lo digo sólo para tranquilizarme; son cosas que ocurren de veras. Sabes que eso ocurre realmente, Señor. Oh, Señor, no permitas que me acerque a ese teléfono. Manténme alejada. Déjame conservar un ápice de orgullo. Creo que voy a necesitarlo, Dios mío. Creo que eso será todo lo que tendré.
Pero, ¿qué importa el orgullo si no puedo soportar no hablar con él? Ese orgullo es algo tan necio y mezquino... El orgullo auténtico, el gran orgullo, radica en carecer de orgullo. No digo esto sólo porque quiera llamarle. De ninguna manera. Es cierto, sé que lo es. Voy a ser grande, voy a estar más allá de los orgullos mezquinos.
Por favor, Dios mío, no me dejes telefonearle, te lo ruego.No veo qué tiene que ver el orgullo con esto. Es algo demasiado trivial para que haga intervenir el orgullo, para que arme tanto alboroto. Es posible que no le haya entendido bien. A lo mejor me dijo que le llamara a las cinco. «Llámame a las cinco, cariño.» Es muy probable que haya dicho eso. Es posible que no le haya oído bien. «Llámame a las cinco, cariño.» Estoy casi segura de que eso es lo que dijo. Dios mío, no permitas que hable conmigo misma de esta manera. Házmelo saber, por favor, sácame de dudas.
Pensaré en alguna otra cosa. Me quedaré sentada, sin moverme. Si pudiera permanecer sentada e inmóvil... Tal vez podría leer, pero todos los libros tratan de seres que se aman, fiel y dulcemente. ¿Para qué querrán escribir sobre eso? ¿Es que no saben que no es cierto? ¿No saben que es mentira, un condenado embuste? ¿Para qué tienen que hablar de eso, cuando saben cómo duele? Malditos, malditos sean
No lo haré. Me quedaré quieta. No hay motivo para que me excite. Mira: supón que él fuese alguien a quien no conoces demasiado bien, supón que fuese otra chica. ¿Qué harías entonces? Sencillamente, le telefonearías y preguntarías: «Aún te estoy esperando. ¿Qué te ha ocurrido?». Eso es lo que haría, sin pensarlo dos veces. ¿Por qué no puedo actuar con naturalidad, tan sólo porque le quiero? Puedo ser natural. Sinceramente, puedo serlo. Le llamaré, y seré natural y agradable. Verás como sí, Señor. Oh, no permitas que le llame, no, no, no.
Vamos a ver, Señor, ¿de veras no vas a hacer que me llame? ¿Estás seguro, Dios mío? ¿No podrías tener la amabilidad de ablandarte un poco? ¿No podrías? Ni siquiera te pido que le hagas telefonearme ahora mismo. Haz que lo haga dentro de un rato, Señor. Contaré hasta quinientos de cinco en cinco. Lo haré lentamente, sin trampas. Si cuando termine no me ha telefoneado, le llamaré yo. Lo haré. Por favor, Dios mío bendito, mi Padre celestial, haz que me llame antes de que termine. Te lo ruego, Señor, por favor.
Cinco, diez, quince, veinte, veinticinco, treinta, treinta y cinco...
07 enero, 2012
Balance anual 2011 – Reporteros Sin Fronteras
Los riesgos de ejercer el periodismo en periodos de inestabilidad política de un país:
66 periodistas asesinados (20 de ellos en Oriente Medio)
1.044 periodistas arrestados
1.959 periodistas agredidos o amenazados
499 medios de comunicación censurados
71 periodistas secuestrados
73 periodistas que huyeron de su país
5 netciudadanos asesinados
199 blogueros y netciudadanos arrestados
62 blogueros y netciudadanos agredidos
68 países afectados por alguna forma de censura de la Red
Los diez lugares más peligrosos para los periodistas en 2011:
Paquistán se distingue como el país más mortífero del mundo para los periodistas. China, Irán y Eritrea continúan siendo las prisiones más grandes del mundo para la prensa.
Manama, en Bahréin
Abiyán, en Costa de Marfil
Plaza Tahrir (El Cairo), en Egipto
Misrata, en Libia
Estado de Veracruz, México
Khuzdar, en Paquistán
Las zonas metropolitanas de Manila, Cebu y Cagayan de Oro, en las islas de Luzón y Mindanao, en Filipinas
Mogadiscio, en Somalia
Deraa, Homs y Damasco, en Siria
Plaza del Cambio (Sanaa), en Yemen
Anuncios para perros
La marca Nestlé que comercializa también comida para perros ha creado un anuncio con sonidos sólo perceptibles para ellos. Por lo visto en la publicidad han metido un pitido similar a los juguetes para perros, un sonido en alta frecuencia a 18.000 hercios parecido a los del silbato para perros y un tono suave en varios puntos del anuncio.
No todos los perros reaccionarán igual, depende de su circunstancia, señala la compañía que los perros acostumbrados a jugar con patitos de goma reaccionan más entusiasmado.
Y aquí os dejo a un dueño de perros que les ha puesto el anuncio, y miren cómo reaccionan. A mi perro se lo he puesto y se ha limitado a subir y bajar las orejas.
El anuncio se puede ver en la televisión alemana.
Hay que admirar los talentos
Zaha Hadid (Bagdad, 1950), arquitecta, primera mujer en ganar el Premio Pritzker, algo así como el Oscar de la arquitectura.
“Hay mujeres que tiemblan al ver el talento de otra mujer”, Hadid, dixit
02 enero, 2012
¿Te parece sexista?
Me parece un asco. Si toda publicidad tiene un público objetivo y un producto que interesa relacionar con determinadas emociones deseables; y sí, Sprite, que lo dudo tiene más consumidores masculinos que femeninos… aquí ha perdido a todas las mujeres a consumir su bebida. No vaya a ser que… Además, el anuncio representa una fantasía típicamente masculina, con una división de roles asimétrica, donde el hombre es el complacido y la mujer la complaciente. Y ya el colmo, la satisfacción de la mujer es perversa y desea un refresco tanto como la eyaculación del varón… Verlo para creerlo.