De nuevo un anuncio en mi buzón postal:
“Duplicados de sus amigos o de usted mismo.
Nuevos modelos 1990 de humanoides plásticos,
de funcionamiento garantizado,
desde 7.600 a 15.000 dólares, modelo de lujo”
“Se le sacará al cliente un molde del cuerpo
y una muestra del color de los ojos, labios,
cabellos, piel, etc. El cliente deberá esperar
dos meses a que su modelo esté terminado”
“Nuestro lema es: “Nada de ataduras”
“Se ruega al señor cliente que no hable de su compra”.
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“El hombre ilustrado”, Ray Bradbury, Pág. 229-230
“El hombre ilustrado”, Ray Bradbury, Pág. 229-230
Una robot-humanoide igual que yo hasta en el último detalle para poder, por fin, tener el don de la ubicuidad. Puede hacer cualquier cosa – hablar inteligentemente, comer, dormir, besar y eso que estas pensando – y todo de manera tan natural que nadie se dará cuenta de que estoy en una reunión o en la situación más aburrida del mundo, cuando en realidad estoy tumbada en la playa tomando el sol o haciendo alguna cosa no confesable.
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