Descubrimos por una nueva biografía: “Últimas sesiones con Marilyn” de Michel Schneider, autor también de la del pianista Glenn Gould, que el defecto más recurrente de la actriz era que siempre llegaba tarde a las citas, a los rodajes, a las fiestas, a la terapias... Revela gustos y trapillos de la actriz poco conocidos como que temía las noches, le gustaba hacer el amor de día y de pie, y que viajaba con decenas de libros porque resulta que era una consumada lectora.
Billy Wilder que la dirigió en “Con faldas y a lo loco” confesaba a su mujer que si algún día la engañaba, sería con Marilyn.
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