22 diciembre, 2006

Introspección... de mi bolso

Como dice el famoso apóstol... por sus bolsos las conoceréis.

Mi bolso de invierno y de trotar por el asfalto madrileño es de Prada, un regalo comunitario de unas cuantas amigas para mi cumpleaños. Es negro y con muchos compartimentos. Lo llevo cruzado.

Si miramos en los bolsillos exteriores llevo medio paquete de Klenex, una entrada mortecina de 6,80 euros de los cines de Príncipe Pío de cuando fui a ver con dos amigas “Scoop”, una entrada del Círculo de Bellas Artes de 1 euro de cuando quedé con unos amigos para charlar en la cafetería del centro, una entrada de 6 euros del Museo de Arte Contemporáneo de hace cinco días al que llevé a una amiga a que viese por fin “El Guernica” de Picasso, un ticket de 32 euros del pago de una comida con una amiga en el “Gula, gula” (tengo que hacer limpieza, está visto, aprovecho la ocasión para hacerla). Llevo también el abono transporte, unos auriculares y un perfume de Givenchy.

Mirando en el bolsillo semi-interior llevo una barra de labios de Versace del número 219, no es rojo pasión, pero casi, un plano garabateado del museo mencionado, un cepillo de dientes, regalo de una amiga. Cada objeto tiene una historia detrás, este cepillo me lo regaló Sonsoles de todas las veces que como en su casa y siempre se me olvidó mi cepillo. Este es, sin duda, el apartado de las golosinas y llevo, caramelos sin azúcar de crema irlandesa, chicles de menta y una cajita de regaliz sin azúcar. También llevo un espejo que por fuera es una mariquita en tonos azules, lo llevo por el tema de las lentillas.

Avanzando un poco más, llegamos al último bolsillo, el propiamente interior, si miramos dentro llevo el móvil con cámara (en vibración y sonido), un llavero de cervezas “Coronita” con cuatro llaves, gafas de sol, brillo de labios de grosella, un monedero con 45 euros, un MP3 de 40 gigas (¡existen!) que hace las veces de memoria externa, un boli, dos lápices y un ¡sacapuntas¡.

Y por último, en el bolsillo super interior, del interior (ya dije que mi bolso tenía muchos apartados y recovecos que para encontrar algo te ves azul), aquí nos encontramos tiritas, una ¡goma de borrar!, el documento nacional de identidad, una visa, una tarjeta sanitaria europea, mis tarjetas de presentación y almacenadas las de un montón de gente que algunas ni siquiera sé de quiénes son y están mezcladas las del trabajo con las de la gente que por la noche te planta su tarjeta y sabes que nunca vas a llamar.

Y en mi bolso mediano caben más cosas, pero esencialmente llevo eso. Gracias a este post por fin he hecho limpieza de mi bolso y se lo debo a ustedes.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Viendo el escrito real que he hecho de mi bolso, me da la sensación de que mi bolso tiene más vida propia que yo misma.

Anónimo dijo...

de casualidad no sacaste una raqueta de tenis y su respectivo tubo de pelotas
jajaja
las carteras de las mujeres son un misterio

Geisha dijo...

jajajaja STIGMA, te diré que tengo raquetas de tenis y varios tubos de pelotas... pero como comprenderás no ando por Madrid con un bolso mediano asomando el mango de la raqueta ;-)