Impresiones a vuela pluma de un email de mi querido amigo Harvey Keitol que ha estado en Nueva York estas navidades.
Acompaña el texto Dinah Washington.
Hola, hola, hooolaaa, Jolie.
Respecto a Nueva York, te comento que sorprende por lo apacible que es, sí, aunque las calles estén llenas de gente, como si fuera un domingo de rastro permanente. Los coches no hacen mucho ruido (sonautomáticos), pero en la ciudad hay un persistente rugido, porque entre todo y todos suben los decibelios.
Es adorable, cosmopolita, cambia el aspecto de una calle a otra de modo radical. Pasas de los chinos a los italianos, de ahí a los negracos/negracos y de ellos a la pijotería en un plis plas. Hay muchos turistas, mogollón, y es muy agradable pasear por ella. Las calles son anchísimas, para acoger a tanto peatón y automóvil, larguísimas y muy ordenadas. Ya sabes que no tienen nombre sino número. Las calles van de sur a norte y la avenidas de oeste (donde está la sede dela ONU) a este. Es imposible perderse, si sabes adónde vas, claro.
La peña es sorprendentemente educada, en seguida te dicen sorry si te chocas, que es inevitable, y no hemos visto pistolas ni duelos al sol. También es cierto que nos hemos pateado Manhattan y algo de Brooklyn (poco). La zona cero es un agujero que ya empiezan a rellenar y tienen varios proyectos para construir otro edificio allí. Uno de ellos (ya le vale) eran otras dos torres, te cagas.
Si sabes inglés, perfecto, ya puedes viajar por todo el mundo, pero si lo balbuceas puedes moverte sin problemas. En casi todos los locales de comida y en las tiendas hay latinos que te hacen la vida más fácil. Están colonizados, maja. No vimos la nieve (ni ellos), pero hizo algo de frío (no demasiado). Lo caro es pagar el viaje y el alojamiento (el hotel una birria, era el mítico Pensilvanya, en la séptima avenida, frente al Madison Square Garden), porque para comer (no de restaurante) es más o menos como aquí. Eso sí, las raciones son de agárrate y no te menees. Enormes, XXXXXXLLLLLL. Y son muy golosos. Hay infinidad de dulces (bollos y pasteles), también consistentes. ¿los cafés? Muy ligeros y en vasos de 33 cl. Te empanzonas. Pese a que la gente come y bebe por la calle, está todo muy limpio.
Y qué te voy a contar de los edificios. Pues, todo como sale en las pelis. Inmenso, XXXXXXLLLLLL, colosal, espectacular y opulento. Precioso, de verdad. ¿Y de las rebajas? Algo exagerado. Del 50 por ciento desde el día 25. Nos hemos puesto morados. Bueno, no me enrollo más. Esto, esto, esto, esto es todo, amigos.
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