Encaras la escopeta, pones la mejilla contra la culata de nogal y apuntas con la punta del cañón a un plato lejano y veloz. Dos segundos antes, adelantas el tiro, aprietas el gatillo y PUM! estallido en seco que te deja la clavícula echa polvo del retorno.
He roto 27 platos de 50, siento placer cuando los rompo y cuando no, me dan ganas de salir corriendo a pegarles un zapatazo.
4 comentarios:
Me mira tranquila la luna bebiendo sake. Estoy orgulloso de mi ama-geisha.
Querido, Samurai, ¿está orgulloso de que rompa algunos platos o de que me pueda liar a cañonazos?
Brindo con usted.
Sabrá que para octubre empiezo Tai-chi, creo recordar que es usted todo un experto. Ya le contaré. Besos
Ama-geisha, no espere nada del Tai-chi. Déjese sorprender e inundar y descubrirá el suyo. Está oculto en el fondo del bosque de la Paciencia.
Beso sus blancas manos que son como ríos habitados de secretos y pecados.
Querido, no creo que yo sea poseedora de ningún bosque de la paciencia, más bien de lo contrario. Con el tiempo iré sembrando para encontrarlo.
Beso su espada samurai
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