12 julio, 2008

El placer de romper platos

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Encaras la escopeta, pones la mejilla contra la culata de nogal y apuntas con la punta del cañón a un plato lejano y veloz. Dos segundos antes, adelantas el tiro, aprietas el gatillo y PUM! estallido en seco que te deja la clavícula echa polvo del retorno.

He roto 27 platos de 50, siento placer cuando los rompo y cuando no, me dan ganas de salir corriendo a pegarles un zapatazo.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Me mira tranquila la luna bebiendo sake. Estoy orgulloso de mi ama-geisha.

Geisha dijo...

Querido, Samurai, ¿está orgulloso de que rompa algunos platos o de que me pueda liar a cañonazos?

Brindo con usted.

Sabrá que para octubre empiezo Tai-chi, creo recordar que es usted todo un experto. Ya le contaré. Besos

Anónimo dijo...

Ama-geisha, no espere nada del Tai-chi. Déjese sorprender e inundar y descubrirá el suyo. Está oculto en el fondo del bosque de la Paciencia.

Beso sus blancas manos que son como ríos habitados de secretos y pecados.

Geisha dijo...

Querido, no creo que yo sea poseedora de ningún bosque de la paciencia, más bien de lo contrario. Con el tiempo iré sembrando para encontrarlo.

Beso su espada samurai