Mientras que las pasarelas de moda de Madrid, Milán y Nueva York exigen que las modelos cumplan con su índice de masa corporal, la Semana de la Moda de París, concluye sus desfiles con un elogio a las modelos anoréxicas en donde predominaron los atributos esqueléticos, las orejas de vampiro y los andares de una fragilidad tal que ni la porcelana de Sèvres. Todo en plan de hechuras cadavéricas y osamentas decoradas en esqueletos andantes... Lo siento, prefiero las curvas de las mujeres góticas.
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