19 febrero, 2007

El sentirse amenazada, asediada, perseguida...


Cómo se debe sentir alguien que se sabe perseguida y casi una fugitiva, y tiene que huir y huir, constantemente huir con la maleta siempre preparada... hasta que la detienen y la deportan de Francia a Auschwitz.

Les voy a contar lo que me inspira “Suite francesa”, libro póstumo, autobiográfico de la escritora Irène Némerovsky. Un sereno y desgarrador acto de acusación de una mujer judía que se sabía con los días contados. El libro está dividido en tres partes: la guerra y huida de París; la ocupación y convivencia con los alemanes y, lo mejor, los apéndices, uno sobre las notas de la escritora para la composición del libro que estaba escribiendo, esta “Suite francesa”; y segundo, las cartas y más cartas, primero de la escritora confesando sus penurias a las personas que la puedan ayudar; y después, cuando ella es detenida, las cartas de su marido a autoridades y amigos para poder salvar a su esposa del campo de exterminio.

Irene vivía en Rusia con su adinerada familia judía hasta que estalló la Revolución de Octubre de 1918; su padre pensó que para salvarse del asedio comunista lo mejor era huir a Finlandia, como los bolcheviques se les acercaban peligrosamente se marcharon a Suecia y después a Francia. Instalada en París, Irene con su licenciatura en letras por la Soborna se dedicó a escribir y a divertirse. Escribiría a una amiga:

No he sido buena chica... para variar. Bailé como una posesa hasta las dos de la mañana y luego, pese a que soplaba un viento glacial, salí a flirtear y a beber champán frío”.

Todo menos amargo que su anterior huída... hasta que estalla la segunda guerra mundial de 1939 y le da por el antisemitismo y tiene que vivir con temor y desasosiegos sin comprender por qué ella debe morir y ponerse a la fuga cada vez que se siente acorralada. Pudo huir a Suiza con sus dos hijas y su marido, pero prefirió quedarse en Francia.

El primer estatuto de los judíos, del 3 de octubre de 1940, les asigna una condición social y jurídica inferior que los convierte en parias. En ese mismo mes se promulga una ley que estipula que los judíos pueden ser internados en campos de concentración o estar bajo arresto domiciliario. La ley del 2 de junio de 1941, complica la situación de los Nemerovsky, dispone absurdamente del arresto, internamiento y deportación de judíos a los campos de exterminio nazis. La familia se traslada a Issy-l’Évêque, llevan todos la estrella judía obligatoria.

La escritora estigmatiza el miedo, la cobardía, la aceptación de la humillación, de la persecución, sospecha que le queda poco tiempo de vida y el 3 de junio de 1941 se siente tan abandonada que escribe un testamento a favor de la tutora de sus hijas, a fin de que ésta pueda cuidar de ellas cuando su madre y su padre hayan desaparecido. Dos días antes de su detención, escribe a su editor literario “Querido amigo... He escrito mucho. Supongo que serán obras póstumas”.

El 13 de julio de 1942 es detenida por guardias franceses e internada el 16 de julio en el campo de concentración de Pithiviers, en el Loiret. Al día siguiente la deportan a Auschwitz y es asesinada el 17 de agosto del 42. Su marido, que se salva, de momento, por tener más de 45 años, mueve cielo y tierra por intentar salvar a su mujer, que ignora que ya ha sido asesinada. Él es detenido en octubre de 1942 y ejecutado, nada más llegar, a Auschwitz.

Los guardias franceses hacen todo lo posible por encontrar a las niñas pero una maestra las oculta en la escuela. La tutora de las niñas, aria de pura raza, descose la estrella judía de la ropa de las niñas para cruzar Francia clandestinamente, son evacuadas a cargo de una amiga de la escritora. En la maleta llevan, sin saberlo, el manuscrito de su madre “Suite francesa” inacabado y publicado hace dos años por una de sus hijas.

5 comentarios:

Fiamma dijo...

Ahhh, finalmente has encontrado el libro? Lo compraste? Te lo prestaron ? Mala cosa quedarse con un final inconcluso. Aplicable para todas las acciones de la vida, pero con la litaratura, es casi peor...
Saludos

Anónimo dijo...

Mi querida Geisha, cuanto me altera usted cuando escribe así.

Geisha dijo...

Miss Fiamma, el libro definitivamente lo perdí... mi querida tía me regaló y me envió uno igualito para San Valentín. Besos.

Querido Samurai, estoy empezando a tener adicción a sus comentarios en este blog...y espero que la alteración sea en sentido positivo.

Anónimo dijo...

Es en un sentido absolutamente positivo. Se lo juro por su más valioso kimono.

María dijo...

Tendré que leerlo. Sí, tengo qué. Suena, se lee, le pintas, le escribes intenso. Me gusta eso.